En la empresa para la que trabajo, desde que salió el iPhone 3GS, se entregó dicho móvil a la mayoría de los trabajadores que necesitan conectividad fuera de la oficina.
El problema de esto vino cuando por la razón que sea a esos empleados se les ha tenido que sustituir el móvil por un terminal con Android (LG P500 o Samsung Galaxy Mini, en este caso). Aparte de la clara diferencia de los terminales, ya que el iPhone 3GS en su salida era un móvil de gama alta, mientras que tanto el P500 como el Galaxy Mini son de gama media-baja, la diferencia de uso del software, y el poco interés de los usuarios por «trastear», han hecho que únicamente haya escuchado pestes de Android.
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